Un éxito que dura generaciones.
Mis estimados amigos Pepe y Antonio:
Hace un tiempo recibí con entusiasmo el borrador de este proyecto que hoy es una realidad: el libro que conmemora el cincuentenario de Rimontgó.
A ese entusiasmo se le sumó cierta expectación cuando me pedisteis que participara activamente en él escribiendo el prólogo. Sin dudarlo, por la amistad que nos une, dije que sí, pero conforme iba leyendo el libro y mirando las fotografías estuve a punto de llamaros para decir que desistía, que no era capaz de ello.
No obstante, al ir recordando tiempos pasados y sobre todo los momentos que hemos vivido juntos, pensé que por qué no escribir unas líneas para transmitiros de todo corazón mi enhorabuena por vuestro éxito, si bien no me extraña en absoluto porque no es producto de la suerte (aunque es cierto que a veces ésta es necesaria), sino del cariño y el entusiasmo que ponéis en el trabajo. Esas cualidades, junto con muchas otras, hacen que todo aquel que se pone en contacto con vosotros en el ámbito profesional acabe convirtiéndose en un amigo para toda la vida.
Recordando mi estancia en Jávea como notario, allá por los años 80, os conocí y tuve la suerte de que me ofrecierais una parcela a mí y a mi familia, para nosotros la más bonita, y que os encargarais de construir mi casa, nuestra joya.
Como ya os dije el año pasado tras leer en el periódico un artículo sobre Rimontgó, vuestro éxito no sólo es vuestro, sino de todo un equipo que se siente parte importante de Rimontgó y de vuestras respectivas familias.
Os habéis consagrado como una empresa internacional en el sector inmobiliario y desde aquí os animo a que sigáis así, estando en lo más alto, apoyados en los valores que desde siempre os han impulsado: vuestros orígenes, sencillez, profesionalidad, y sin duda alguna vuestra familia, vuestro equipo y vuestros amigos.
Un abrazo,
Miguel Giner.